Memoria sobre la épidemia de fiebre amarilla
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Somos un mismo pueblo con culturas diversas
Español
2001
Se pueden distinguir tres grandes momentos en las acusaciones por brujería y hechicería en el Nuevo Reino de Granada. El primero, desde el arribo de los españoles hasta 1650-1680, coincide con las grandes «cazas de brujas» y los movimientos de Reforma y Contrarreforma en Europa. Predomina, sobre todo ante el Tribunal del Santo Oficio a partir de su creación, la acusación de brujería sobre las demás y en mayor medida en cabeza de los negros y de los blancos. Los indios serán acusados predominantemente de hechicería, chamanismo, yerbatería, herbolaria y curanderismo. El Tribunal del Santo Oficio de Cartagena, creado en 1610, se ocupará consecuentemente con la brujomanía en el período comprendido desde la fecha de su fundación hasta aproximadamente 1680, yendo en contravía de las directrices dictadas por la Suprema en Madrid. Será el único lapso en el que la brujería diabólica, resabio de herejía, representará una preocupación seria para este Tribunal y las víctimas serán los negros, los mulatos, mujeres blancas y unos pocos hombres blancos. Los indios, en virtud de una Real Cédula de Felipe 11 (1571), habían quedado fuera de su jurisdicción en los asuntos de fe y, por tanto, no podían recibir el cargo concreto de brujería diabólica, cargo que los asimilaría a la herejía y por ende a la esfera del Santo Oficio. La acusación de herejía queda reservada de esta forma, a los pueblos conocidos desde antigua data: europeos, moros, africanos y judíos. El segundo período se extiende de 1680 a 1740. En él domina el conservadurismo gracias a la interiorización de los lineamientos de la Contrarreforma. No obstante, la obsesión de los españoles por encontrar brujos en las caras morenas, negras y cetrinas de los grupos subordinados de América disminuye. El conocimiento mutuo permite la transformación de los imaginarios europeos alrededor del otro. La imagen oscura de la bruja comienza a ceder lugar a una menos hostil: las acusaciones de hechicería, yerbatería y curanderismo se hacen más frecuentes y el pacto o trato, implícito o explícito, con el Demonio deja de ser una característica fundamental de las «transgresiones» de indios, negros, blancos pobres y mestizos. Estos últimos representan ya un sector importante de la población y poseen ellos mismos una cultura hibridada y no homogénea, que varía de acuerdo a las regiones y a los componentes étnicos que los caracterizan. En este período, la acusación de hechicería llega incluso a considerarse más grave que la de brujería, por el hecho de contener una intención consciente del hechicero/a.1 El tercero, comprendido entre 1740 Y la Independencia, época ya de una cultura decididamente mestizada, de características más o menos definidas y diferenciables de la española. La Ilustración hace su aparición de forma incipiente en España y, aunque el Nuevo Reino de Granada es la periferia de la periferia del Imperio, el Régimen Barbón, su deseo de orden y su interés par dejar los cargos públicos en manos de hombres capaces y no de abolengo («despotismo ilustrado»), conducen a que las prácticas mágicas sean tratadas como un problema de orden (policía), de Estado, y a que las consideraciones de la fe se aminoren considerablemente. Los términos ignorancia, superstición, curanderismo y engaño se generalizan. El imperativo ahora es reglar, normar y controlar las costumbres y las pasiones de los hombres./Abstract. There are three great moments in witchcraft and sorcery accusations in the New Kingdom of Granada. The first, from the arrival of the Spanish until 1650-1680, coincides with major «witch hunts» and the Reformation and Counter Reformation movements in Europe. Predominates, especially before the Court of the Inquisition from its establishment, the charge of witchcraft on others and more on top of blacks and whites. The Indians are predominately accused of witchcraft, shamanism, yerbatería, herbalism and quackery. The Tribunal of the Inquisition in Cartagena, established in 1610, will deal accordingly with the witch-craze in the period from the date of its founding until about 1680, going counter to the guidelines issued by the Supreme in Madrid. It will be the only period in which the diabolical witchcraft, heresy aftertaste, represent a serious concern for the Court and victims are blacks, mulattos, white women and a few white men. The Indians, under a royal decree of Philip 11 (1571), had been outside its jurisdiction in matters of faith and therefore could not receive the specific charge of diabolical witchcraft, a position that assimilate to heresy and hence the realm of the Inquisition. The accusation of heresy is reserved in this way, the people known from old data: Europeans, Moors, Africans and Jews. The second period extends from 1680 to 1740. It dominates the conservatism due to the internalization of the guidelines of the Counter Reformation. However, the Spanish obsession to find witches in the brown faces, black and sallow of subordinate groups diminishes America. Mutual knowledge allows the transformation of the European imaginary around the other. The dark image of the witch begins to give way to a less hostile accusations of witchcraft and quackery yerbatería become more frequent and the covenant or treatment, implicit or explicit, with the Devil remains a fundamental characteristic of «transgressions «Indians, blacks, poor whites and mestizos. These now represent an important sector of the population and have themselves a hybridized and heterogeneous culture, which varies according to regions and ethnic components that characterize them. During this period, the charge of sorcery he even considered more serious than that of witchcraft, by the fact contain a conscious intention of hechicero/a.1 The third, between 1740 and Independence era and a culture which mixes strongly , features more or less defined and differentiated from the Spanish. The illustration makes its appearance only incipiently in Spain and, although the New Kingdom of Granada is the periphery of the periphery of the Empire, the regime Barbon, his desire for order and requesting leave office even in the hands of capable men and of ancestry («enlightened despotism») lead to magical practices are treated as a problem of order (police), State, and that considerations of faith be lessened considerably. Terms ignorance, superstition, quackery and deceit are widespread. The imperative now is to regulate, regulate and control the habits and passions of men
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