Sumario: |
“Cuando llegue a la Misión de Guadalupe, en la ciudad de Comitán de Domínguez, Chiapas, estaba expectante de encontrar a los Hermanos Maristas realizando labores muy relacionadas con la inculturación. Las nociones que tenía sobre esta era a partir de la literatura que había consultado y lo que pretendía saber era como los misioneros se interculturaban; es decir, como ellos lograban que el encuentro de dos culturas- el encuentro de ellos con los indígenas tojolabales- se asimilaban recíprocamente. Mi percepción de la inculturación y el proceso que los misioneros Vivian a partir de esta, debo confesar que era demasiado romántica, quizá debido a que la literatura a la que tuve acceso estaba hecha por misioneros, intelectuales de la iglesia católica, obispos, entre otros, lo que implicaba una sola visión, es decir, la visión institucionalizada y dogmatizada. Pero ante la falta de suficiente literatura hecha por la otra visión, la de los científicos sociales como antropólogos y sociólogos, entre otros, era necesario acceder a otros medios metodológicos y analíticos para acercarme al problema (el proceso de la inculturación, como lo vive y entienden los actores, etc.), por lo que la visión etnográfica, o la etnografía, es esa herramienta fundamental, a partir de la cual me puedo acercar a lo vivencial, no obstante hacer uso de la literatura y cualquier tipo de material intelectual para el análisis del estudio de caso, que es el proceso de inculturación en la Misión de Guadalupe”. |
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