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Somos predominantemente agua: onda y materia simultáneamente interactuando a niveles cuánticos y cósmicos respecto al mundo que habitamos y, es nuestra consciencia la que se mueve, tanto a diversas escalas fractales como en múltiples dimensiones de nuestra existencia. Podemos afectar la mente colectiva planetaria y corregir errores de comportamiento en los seres humanos, desde la intención hasta la acción, modificando la forma del agua y tejiendo la memoria colectiva de humanos y no humanos. El error primordial de la presente humanidad consiste en haber reemplazado la cultura matrÃstica original, basada en el poder del cuidado, por una cultura occidental dominante, jerárquica, separatista basada en el poder patriarcal. Antes de la llegada de dicha manera de pensar y actuar a nuestro continente, hubo otras civilizaciones, mundos enteros olvidados, como la cultura Zenú de la depresión geográfica momposina colombiana, cuya cultura matrÃstica habÃa logrado armonizar el tejido del agua mediante infraestructuras hidráulicas capaces de garantizar la seguridad y soberanÃa alimentaria, habitar de manera segura y confortable el territorio, aprovechar eficaz y eficientemente los recursos de la naturaleza y de paso respetarla y promover el bienestar a todas las especies no humanas a escala continental. |
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