Conferencias anatomoclínicas: caso no. diez
Conferencias anatomoclínicas: caso no. diez y siete ...
Somos un mismo pueblo con culturas diversas
Español
1997-07
El cortejo, el matrimonio y la formación de familias en Santafé, Nueva Granada no se acogían a la norma única del rito católico promulgado por la Corona española y por la iglesia. La diversidad de formas de unión era lo usual. Estas uniones «irregulares» estaban asociadas a la raza de los contrayentes, a la situación socioeconómica y a la diferencia genérica. El rito católico al alcance sólo de una minoría blanca sirvió a los fines de la diferenciación social y fue dispositivo de las “gentes de bien” para preservar la pureza de sangre, asegurar la posición social la propiedad, el monopolio de los cargos públicos, y garantizar la castidad de sus mujeres. La distribución de los eventos matrimoniales deja establecido que el rito matrimonial era observado por la población blanca peninsular, en menor medida, por la población negra subordinada a ella a través de la esclavitud y por la población indígena, sobre quien la eficacia del indoctrinamiento católico estaba astutamente ligada al pago del tributo real. Los mestizos acudían a la iglesia a sancionar sus uniones en proporciones considerablemente menores que la población blanca. En conjunto, y durante el lapso de 1765-99, los matrimonios de mestizos constituyeron solamente, el 1.2 por ciento de las celebraciones matrimoniales de la parroquia de la Catedral. De esto se deduce que la aproximación sexual y formación de familia entre la gran mayoría de la población mestiza se hizo por los senderos prohibidos del concubinato y amancebamiento, rutas satanizadas por la iglesia católica y el estado colonial.
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