Perfiles metabólicos de tres economías andi
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Somos un mismo pueblo con culturas diversas
Español
2008
En Colombia la realidad de la guerra no se avergüenza de repetirse y, en consecuencia, el pensamiento ante la repetición de la realidad corre el riesgo de terminar por callar, como diría Kundera. Esta etnografía, ante la reedición de la guerra y su prolongación hacia la Amazonia, justamente es un intento por evitar enmudecer, y aún más, es un esfuerzo por amplificar las voces indígenas locales del medio río Caquetá con las que se construye la historia de Colombia y su guerra en las localidades amazónicas. Como diría un viejo uitoto de Araracuara, es necesario “nue rapue jónega jeníkimona” (narrar los hechos como han venido ocurriendo). Pero ¿cuáles son estos hechos que han venido ocurriendo, y de los cuales trata este manuscrito? En 1998 el electo presidente Andrés Pastrana (1998-2002) y el Secretariado de las FARC acordaron la creación de una mesa de conversaciones que tuvo como escenario un área de 42 mil km.² conocida como “la zona de distensión” y que abarcaba algunos municipios de los departamentos de Caquetá y Meta. Esta “zona de distensión” se caracterizó por el esquema de “Negociación en medio del conflicto”, configurando de esta manera una coyuntura geopolítica que incentivó la prolongación de algunos frentes guerrilleros hacia la cuenca media del río Caquetá. Es así como la Amazonia Central y Oriental se convierten, para la guerrilla, en áreas de retaguardia, retirada y desplazamiento táctico en caso de ruptura del iniciado proceso de diálogo como en efecto ocurrió en 2002. La influencia geográfica de la guerrilla se expandió hasta el medio río Caquetá, área correspondiente a los territorios indígenas de la llamada Gente de centro, kigipe urúki o kigipe muina (uitotos), fene muna (muinanes), nonuyas y andokes. La permanencia de las FARC en esta zona se mantuvo desde 1999 hasta 2004. La presencia de la guerrilla en las poblaciones locales, tiende a generar una serie de manifestaciones circunstanciales en el comportamiento social, en las percepciones individuales de la realidad y en los sentidos de la historia, tanto para los agentes armados como de modo aún más significativo para las poblaciones locales no combatientes. Los encuentros y la convivencia de los protagonistas de la guerra con la Gente de centro constituyeron experiencias que reorganizaron relaciones de intercambio económico, pusieron a circular nociones locales con las que se nombró y representó a los “hombres armados” que llegaban al territorio (guerrilla y ejército), se actualizaron los hechos de las violencias pasadas (cauchería, colonia penal) a través de la memoria y se ofrecieron narraciones sobre la realidad del conflicto político armado colombiano nacidas de los conceptos locales ligados al trabajo y al pensamiento. Frente a tales circunstancias, en esta etnografía he querido dar respuesta a dos interrogantes: el primero ¿qué narrativas y concepciones ofrece la Gente de centro sobre la prolongación del conflicto armado en el seno de su vida social y su territorio? Y el segundo ¿si las narrativas y concepciones que ofrece la Gente de centro para explicar el conflicto político armado, constituyen en apariencia herramientas culturales con las que definen su posición ante el conflicto, cómo se expresan y funcionan tales herramientas culturales? La respuesta a estos interrogantes es, a fin de cuentas, el propósito primordial de los argumentos contenidos a lo largo de estas páginas. Pero debo advertir de que los argumentos que sirven de respuesta no se presentarán a modo de sentencias rápidas, sino más bien, a manera de un paciente rastro en el que, en ciertos casos, me detuve a reconstruir momentos de la historia mediante varias voces locales; en otros centré la atención en las actividades productivas de la Gente de centro de cara a las actividades económicas de los grupos armados; además exploré las maneras en que la población local emplea categorías y nociones derivadas de su pensamiento para nombrar y representar a los “guerros”; y en otras ocasiones, enfaticé en las conexiones entre la memoria de hechos pasados con los eventos actuales del conflicto armado. Dicho de otro modo, en este trabajo intento ilustrar la vida de la Gente de centro en el marco de su reflexión y experiencia sobre los hechos del conflicto político armado de modo que me acerco al tratamiento cultural que los habitantes del medio río Caquetá le otorgan a las dinámicas, para ellos cercanas, de la guerra colombiana. De esta manera, en la lectura de esta etnografía, se irán descubriendo a modo de tranquila andadura, los hechos y las ideas que funcionarán como respuestas a los interrogantes antes señalados. Lo anterior no me dispensa de realizar algunas aclaraciones sobre los referentes teóricos en los que se mueven las ideas que, sirviéndome de orientadoras, ofrezco en este trabajo.
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