Tafonomía neotropical en la Argentina. La ge
Tafonomía neotropical en la Argentina. La generación ...
Somos un mismo pueblo con culturas diversas
Cuando el hombre aún no soñaba con fabricar objetos de alfarería, usó los recipientes naturales que recolectaba en las playas; de esta manera, las conchas de las bivalvos fueron sus primeros platos y tazas.
La voz humana no siempre tiene el volumen suficiente para hacerse oír a gran distancia. Con el objeto de darle mayor alcance y especial dirección, fueron seguramente usadas las manos, acoplándolas en forma de bóveda frente a la boca. Pero los instrumentos sonoros suplen con ventaja a la voz natural; solo que la invención y la fabricación de tales instrumentos habría de ser muy posterior, ya en épocas de civilización adelantada; sin embargo, la pródiga naturaleza los tenía de antemano hechos, necesitándose únicamente adaptarlos y usarlos para la producción de reclamos sonoros y señales a distancia. Entre los primitivos instrumentos musicales se encuentran los de origen animal: caracoles, los cuernos huecos de los bóvidos y las diáfisis de los huesos largos, ahuecadas y perforadas a trechos. Los aztecas usaban con esta finalidad los caracoles que llamaban quiquiztli, tecciztli y atecocolli. Previamente habían sido identificadas dentro de la sistemática zoológica dos especies de moluscos gasterópodos transformadas en trompetas: Strombus gigas y Fasciolaria gigantea; nosotros pudimos reconocer en las colecciones del Museo Nacional de Antropología, gracias a las facilidades que nos brindó su Director, el doctor David F. Rubín de la Borbolla, a quien estamos profundamente agradecidos, siete diferentes especies de caracoles transformados en “caracolas” o instrumentos sonoros; ellas son además de las dos arriba mencionadas las siguientes, Turbinella scolymus, Tonna galea, Charonía tritonis nobilis, Phyllonotus bicolor y Voluta sp.
Excepto si se señala otra cosa, la licencia del item se describe como Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International