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El artículo propone un acercamiento a la novela de José María Arguedas, El sexto. El texto es una de sus obras menos conocida, de temática carcelaria, donde el protagonista, durante su encierro, percibe y modula su visión andina: el mundo de la cárcel está construido del mismo modo que el espacio andino en otras obras de Arguedas, a partir de la simbología de la piedra, el agua, la luz, la sangre, el baile, la música y los personajes andinos. El narrador, desde su inalterable visión de la armonía del mundo que relata, se aproxima a una realidad sinestésica, compuesta de la interacción sintáctica y semántica del agua y la voz, los sonidos y los olores, la luz y el ruido, el baile y la piedra que se verá afectada por la perspectiva carcelaria. La cuestión ya fue tratada en otros textos como la novela Hombres sin tiempo (1941) del ecuatoriano A. Pareza Diezcanseco en la que la visión indígena del mundo carcelario es de gran relevancia, influenciada, igual que en la novela de Arguedas, por la perspectiva y las raíces andinas de ambos autores. |
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