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San Cristóbal de las Casas es una ciudad colonial, bella y contradictoria, castigada y escindida por la pobreza, el racismo y la violencia y adornada para el zapaturismo. En este contexto de alta complejidad social y férreas reglas patriarcales se desenvuelven miles de mujeres indígenas. A su vida pertenece la desigual distribución de bienes, alimentos, trabajo, salud, tiempo de descanso, la violencia masculina intra y extrafamiliar y el analfabetismo. Sin embargo, en las décadas de 1980 y 1990 surgió un movimiento feminista. Con el conocimiento de sus derechos, la percepción crítica de su entorno, los espacios para compartir problemas entre ellas, a pesar de los obstáculos, se han dado cambios sociales que han modificado la autopercepción. En 1992 le fue otorgado a la dramaturga Petrona De la Cruz, de la etnia tzotzil, el Premio de Literatura Rosario Castellano que tuvo la particularidad de haber sido entregado por primera y única vez hasta hoy, a una mujer indígena. Ella, junto a un grupo de mujeres indígenas, viven del teatro y sus desafíos. Este artículo da cuenta de cuál es su dramaturgia posible. |
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