Sumario: |
¿Hermenéutica náhuat-pipil¿ examina cómo se consolida un canon literario nacional excluyendo el estudio de la lengua indígena más importante del país. Al adaptar a los nativos a una figura folclórica y asimilar al Otro a lo Mismo, se ignora el legado lingüístico náhuatpipil durante el siglo XX. El ensayo revela una enorme discrepancia entre la lingüística extranjera y la salvadoreña. Esboza la disparidad científica, así como rastrea las perspectivas nacionalistas que tímidamente analizan la lengua náhuat-pipil: P. Arauz (1926/1960), T. Fidias Jiménez (1935), J. Todd (1953), M. de Baratta (1959), P. Geoffroy Rivas (1961). El canon artístico salvadoreño inventa la imagen de un indígena sin lengua materna. En efecto, dos extranjeros recolectan las compilaciones mitológicas más completas y escriben las gramáticas más amplias: Leonhard Schultze-Jena (1935) y Lyle Campbell (1985). Por esta razón, el avance de los estudios náhuatl-mexicanos ¿con más de cuatrocientos cincuenta ensayos (M. León-Portilla in T. Sullivan, 1976)¿ casi no afecta el canon monolingüe salvadoreño. Al despegue de la guerra civil, la figura indígena se reduce a la de un antiguo habitante de la Atlántida (Salarrué, 1974) o a un guerrillero (Dalton, 1974), según la filosofía y política del autor. Actualmente, pese a una nueva esfera intelectual, las investigaciones recientes en lingüística indígena (R. Andrews (2003), M. Launay (1994), J. Lockhart (2001), etc.), y en etnohistoria (L. Matthew and S. Romero, 2012) aún no producen un cambio radical en la perspectiva que la historia cultural salvadoreña le concede a la lengua y literatura náhuat-pipiles. Como ser político ¿rara vez dotado de lengua¿ la investigación náhuat-pipil todavía se halla rezagada, aun si los Estudios Culturales Centroamericanos avanzan en el extranjero. Su hermenéutica ¿su poética, sintaxis y categorías gramaticales¿ siguen inexploradas. |
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